La Clase 11 del ciclo “Hacia políticas sociales con perspectivas de derechos animales” profundizó en un tema central para el debate contemporáneo: la tenencia responsable y su implementación en planes estatales de control poblacional. si La sesión también abordó cuestiones vinculadas a:
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Las leyes de perros potencialmente peligrosos (PPP).
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La proliferación de normativas restrictivas en Argentina y Uruguay.
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Las contradicciones del concepto de tenencia responsable.
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La necesidad de avanzar hacia un modelo alternativo: la convivencia responsable.
El encuentro mostró cómo los marcos hegemónicos actuales, basados en el control, la penalización y la estigmatización, no sólo fracasan en sus objetivos sino que además generan nuevas problemáticas sociales, jurídicas y éticas.
Coyuntura y leyes de “perros peligrosos”
Uno de los ejes iniciales fue la crítica a los recientes registros de “animales peligrosos”, como el aprobado en la ciudad de La Plata.
Puntos centrales del debate:
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Se legisla en clave de coyuntura (muchas veces en años electorales) para dar respuestas rápidas.
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Se focaliza en la raza del animal como indicador de peligrosidad, en lugar de atender a la conducta o a la negligencia humana.
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Esto abre la puerta a medidas como confinamiento perpetuo, abandono forzado y, en algunos casos, eutanasia encubierta.
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En Uruguay, por ejemplo, un proyecto busca prohibir 16 razas, restringir su reproducción y permitir su confinamiento de por vida.
El problema de fondo: estas medidas no reducen las mordidas ni los ataques, como muestran las estadísticas internacionales. El verdadero factor de riesgo es la falta de socialización, educación y acompañamiento humano.
Tenencia responsable: concepto y críticas
El núcleo de la clase estuvo dedicado a cuestionar el concepto hegemónico de “tenencia responsable”.
Origen
Surge en foros internacionales de salud pública (OPS, 2003) como respuesta al fracaso de la captura y matanza masiva de animales callejeros.
Lógica subyacente
Plantea que el problema principal son los “perros de vida libre” (callejeros, comunitarios o con dueños negligentes). La solución sería responsabilizar al dueño bajo un marco normativo que:
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Identifica y registra a cada animal (microchip).
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Penaliza con multas a los tenedores negligentes.
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Define criterios para adopción, confinamiento o eutanasia.
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Establece campañas educativas bajo supervisión de colegios veterinarios.
Críticas fundamentales
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Enfoque antropocéntrico y especista. Considera a los animales como objetos de propiedad.
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Lenguaje tramposo. Bajo el término “responsabilidad” se esconde la posibilidad de matanza de animales no adoptables o “estresados”.
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Carácter policial y punitivo. Multas, registros y prohibiciones son las herramientas principales.
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Eutanasia como salida. Aunque se disfraza de “último recurso”, en la práctica se convierte en una opción aceptada y frecuente.
Convivencia responsable: una alternativa
Desde organizaciones sociales y académicas surge un concepto alternativo: la convivencia responsable.
Diferencias con “tenencia”
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No hay un dueño ni un amo. Se habla de tutores.
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Reconoce a los animales como agentes sociales, con intencionalidad y deseos.
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No son “objetos” a cargo de alguien, sino seres con los que compartimos la vida social.
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Implica una doble responsabilidad: Cuidar la integridad y bienestar del animal y asegurar una convivencia respetuosa con las demás personas que no eligen compartir espacio con ellos.
Avances concretos
En Montevideo se aprobó un decreto titulado “convivencia responsable”. Aunque en la práctica mantiene muchas disposiciones tradicionales, la terminología ya empieza a abrir camino hacia un nuevo enfoque.
Herramientas de los planes estatales
Durante la clase se repasaron las principales herramientas incluidas en los planes oficiales de “tenencia responsable” en América Latina:
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Registro e identificación obligatoria (chips, placas).
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Permite cobrar multas y controlar adopciones.
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Pero deja sin protección a los animales comunitarios.
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Campañas de esterilización.
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Enfoque limitado a “animales sin dueño” o familias de bajos recursos.
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Exigen quirófanos habilitados, lo que restringe la cobertura en barrios populares.
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Refugios y zoonosis.
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Muchas veces funcionan en condiciones precarias, sin cumplir siquiera los estándares que los propios documentos recomiendan.
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Prohibición del perro callejero.
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Se penaliza el acto de alimentar a un animal en la calle.
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El “animal comunitario” queda fuera de cualquier marco legal.
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Educación formal.
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Cursos impartidos por veterinarios bajo lineamientos de organismos internacionales.
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Crítica: se invisibiliza el rol de etólogos, biólogos y especialistas en comportamiento.
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El caso Ushuaia: un sistema que fracasa
Un ejemplo concreto analizado fue el programa de Ushuaia, basado en chip obligatorio, multas y refugios municipales:
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El registro se saturó con miles de perros, muchos de ellos ya fallecidos o fuera del territorio.
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Los refugios colapsaron, con animales encerrados durante años en jaulas mínimas.
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Las multas desalentaron la adopción y fomentaron el abandono.
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En lugar de disminuir, la población callejera se mantuvo y aumentó el sufrimiento animal.
El caso demuestra que este tipo de sistemas, lejos de resolver el problema, crean un cuello de botella y terminan institucionalizando el abandono.
Penalización del abandono: un arma de doble filo
Otro tema polémico fue la discusión sobre tipificar penalmente el abandono. En teoría, parece un avance. En la práctica, puede generar efectos perversos:
- Animales abandonados en lugares más alejados y peligrosos.
- Mayor riesgo para quienes aplican el método C.E.S. (capturar, esterilizar, soltar), que podría considerarse abandono.
- Desplazamiento del problema sin soluciones reales.
El punto clave es que, sin un Estado con políticas efectivas de acogida y adopción, penalizar el abandono sólo empeora la situación.
La salud animal como bien público
Una de las reflexiones más potentes fue la consideración de la salud animal como bien público.
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La castración, vacunación y desparasitación benefician a toda la sociedad, no solo al dueño del animal.
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Por lo tanto, deben ser gratuitas y universales, no restringidas a quienes puedan pagar o a “sectores de bajos recursos”.
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La experiencia demuestra que cuando se imponen barreras de acceso (quirófanos habilitados, certificados de pobreza, pagos obligatorios), las campañas fracasan.
Riesgos ideológicos del modelo hegemónico
En síntesis, el modelo de “tenencia responsable” tiene varias consecuencias negativas:
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Criminaliza a los animales, viéndolos como problemas o riesgos.
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Refuerza la idea de propiedad, en lugar de reconocerlos como sujetos de derechos.
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Desplaza la responsabilidad al individuo, mientras el Estado se desentiende.
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Abre la puerta a la eutanasia como política aceptada.
Conclusiones de la Clase 11
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Las leyes de perros “potencialmente peligrosos” son un retroceso: no reducen los ataques y fomentan el abandono.
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El concepto de tenencia responsable es insuficiente y peligroso: mantiene un enfoque especista y punitivo.
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La alternativa es la convivencia responsable, que reconoce a los animales como agentes sociales y promueve vínculos de cuidado y respeto.
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Los programas estatales deben garantizar:
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Castración, vacunación y desparasitación gratuitas y universales.
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Refugios dignos y no depósitos.
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Educación inclusiva, no adoctrinamiento unidireccional.
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Protección legal real a animales comunitarios.
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La clave está en gestionar la vida y no administrar la muerte.