El Instituto de Estudios de Derecho Animal del Colegio de Abogados de Bahía Blanca inauguró un curso pionero: “Animales, Política y Sociedad”. Con más de 300 inscriptos de toda Latinoamérica, la primera clase puso sobre la mesa una pregunta central: ¿cómo integrar a los animales en el diseño de políticas sociales con perspectiva de derechos?
Democracia, políticas públicas y derechos animales
Sergio Moragues resaltó que, aunque Argentina ha tenido avances en democracia desde 1983, todavía persiste una brecha entre lo que las leyes reconocen y lo que efectivamente se aplica.
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La Ley 22.953 (de protección animal) fue un paso, pero insuficiente.
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Los animales siguen siendo tratados culturalmente como “cosas” y no como sujetos de derechos.
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Las políticas públicas suelen quedar atrapadas en lo normativo y no logran traducirse en prácticas reales.
Aquí aparece la importancia de la sociedad civil: organizaciones, refugios, activistas y ciudadanos que empujan cambios, generan debates y logran transformaciones que el Estado no hace por sí mismo.
Lo político vs. lo partidario
Rita Rodríguez (filósofa, activista y presidenta de Arte-ONG Uruguay) propuso distinguir entre lo político y lo partidario. Politizar la relación humano–animal no es un capricho, sino una necesidad vital para entender a la sociedad en su conjunto.
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Lo político: es la forma en que nos organizamos, convivimos y distribuimos el poder.
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Lo partidario: es la lucha de los partidos por el control institucional.
Filosofía como herramienta para pensar a los animales
Rita trajo la filosofía como motor de preguntas:
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La filosofía es anti-dogmática: no da verdades cerradas, obliga a repensar lo que damos por sentado.
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Nos invita a revisar los dogmas que naturalizan la explotación animal (ejemplo: comer carne, usar caballos, experimentar con animales).
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Nos exige pasar de la automatización de conductas a la autonomía moral: saber por qué actuamos como actuamos.
Ética y cosificación
Uno de los debates más fuertes fue sobre la cosificación: tratar a los animales como objetos.
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La filosofía práctica nos ayuda a pensar en términos de justicia: ¿qué le debemos a los otros animales?
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Adela Cortina plantea que la ética tiene tres funciones: definir, fundamentar y actuar.
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Esto implica informarnos, construir argumentos y, finalmente, traducirlos en acciones coherentes con nuestros valores.
El círculo de la consideración moral
Rita introdujo el concepto del círculo de la consideración moral:
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En la historia, primero sólo los hombres blancos tenían derechos.
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Luego se amplió a mujeres, minorías étnicas, personas con diversidad sexual.
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Hoy el desafío es ampliar ese círculo más allá de la especie: reconocer derechos básicos a los animales no humanos.
Entre teoría y práctica: el gran desafío
Mauricio destacó que muchas veces reconocemos teóricamente que los animales sienten, sufren y tienen intereses, pero en la práctica seguimos reproduciendo su explotación.
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Ejemplo: sabemos que un elefante sufre en el circo, pero se siguen justificando esas prácticas por intereses económicos o culturales.
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El reto es alinear lo que sabemos con lo que hacemos.
Conclusión
La primera clase dejó claro que hablar de derechos animales no es un tema marginal: es un debate social, político y ético.
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Nos obliga a repensar nuestras leyes, pero también nuestros hábitos cotidianos.
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Nos convoca a pasar de la protección animal como control a la protección animal como política social inclusiva.
El curso recién comienza, pero ya planteó un horizonte: construir una democracia que incluya también a los animales como sujetos de consideración moral y política.