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La cuarta clase del ciclo organizado por el Instituto de Estudios de Derecho Animal del Colegio de Abogados de Bahía Blanca profundizó en el rol de la educación dentro de las políticas públicas y su vínculo con el especismo y los derechos de los animales no humanos. Además, se discutieron los riesgos normativos actuales, la importancia del lenguaje y la necesidad de repensarnos como animales en un mismo entramado social y ecológico.

Educación como política de Estado

Se destacó que en Argentina la educación es obligatoria hasta el nivel secundario y está reconocida tanto como un derecho individual y social como una política de Estado.
Sin embargo, se remarcó una diferencia clave: tener una ley no garantiza su aplicación efectiva. La Ley Nacional de Educación N° 26.206 y sus equivalentes provinciales ofrecen ya un marco normativo suficiente para incluir en los contenidos escolares la empatía, el respeto y la no violencia hacia los animales, aunque todavía no se materialice de manera sistemática.

La escuela aparece entonces como un ámbito estratégico de cambio cultural, ya que moldea desde edades tempranas el modo en que concebimos a los animales: como objetos, recursos o sujetos de consideración moral.

El peso del lenguaje

Un eje central de la clase fue la reflexión sobre el lenguaje y cómo este legitima prácticas violentas:

  • Usar la palabra eutanasia para referirse a la matanza de animales sanos como método de control poblacional.

  • Expresiones como mascotas, plagas, razas peligrosas o sufrimiento innecesario, que encubren realidades de explotación y discriminación.

Se subrayó que el lenguaje no es neutral: construye realidades sociales y jurídicas y condiciona la manera en que percibimos a los demás animales.

Derecho animal, derecho ambiental y riesgos normativos

Los expositores advirtieron sobre intentos recientes de reclasificar a los animales como bienes ambientales dentro de proyectos de “presupuestos mínimos” o en el anteproyecto de Código Penal (2017–2018). El peligro es que, bajo esta mirada:

  • Los animales dejarían de ser reconocidos como víctimas individuales (según la Ley 14.346 de Malos Tratos y Actos de Crueldad).

  • Pasarían a considerarse recursos ambientales colectivos, lo que podría habilitar prácticas como matanzas masivas justificadas en nombre de la salud pública o la seguridad.

Se planteó que esto sería un retroceso jurídico grave frente a los avances doctrinarios y jurisprudenciales que los reconocen como sujetos de derecho.

Paradigmas, resistencias y cambio cultural

Los ponentes retomaron la noción de paradigma (Thomas Kuhn) para explicar que cambiar la relación con los animales implica una transformación profunda del marco cultural, no solo legal. Algunas ideas clave:

  • El especismo no es un prejuicio individual, sino un sistema social y de dominación.

  • La educación debe ayudar a construir una nueva racionalidad que cuestione la cosificación y el antropocentrismo.

  • Existen resistencias: tanto del sistema educativo como de familias y comunidades, como ocurrió en experiencias donde proyectos escolares generaron rechazo por parte de padres al visibilizar la explotación animal.

¿Quiénes somos? Una pregunta filosófica

La clase cerró con una reflexión filosófica: “¿Quién soy?”. Se planteó que definirse como humanos separados de “lo animal” es parte del problema. Reconocernos también como animales nos permite:

  • Comprender que la explotación animal es también autodestructiva para nuestra especie, en un contexto de crisis ecológica y climática.

  • Entender que la lucha por los derechos animales es también una lucha por la supervivencia humana y planetaria.

Se citó a Tom Regan, quien señalaba que la incapacidad de los animales para reclamar sus derechos aumenta nuestra obligación moral de actuar en su defensa.

Conclusiones

  • La educación es un pilar estratégico para transformar el paradigma especista, aunque hoy también reproduce la cosificación.

  • El lenguaje es una herramienta de dominación, pero también puede ser un arma de liberación.

  • El derecho animal es la rama más amplia y transversal del derecho, aunque hoy enfrenta riesgos de retrocesos normativos.

  • El cambio requiere tanto de acciones colectivas institucionales como de resistencias individuales y culturales en el día a día.

  • Reconocernos como animales nos conecta con la urgencia de actuar no solo por ellos, sino también por nuestra propia supervivencia.

La próxima clase profundizará en las resistencias del sistema y en las estrategias para consolidar un movimiento antiespecista sólido y eficaz.