Para muchas personas, los fuegos artificiales pueden parecer inofensivos o parte de una tradición festiva. Pero para los animales, esos estallidos son una amenaza real. No se trata de una exageración: cada estruendo representa una experiencia traumática que puede tener consecuencias físicas y emocionales.
Desde El Campito Refugio, lo vivimos año tras año. Perros y gatos que escapan despavoridos, se pierden, sufren accidentes o entran en estado de pánico. Y algunos, lamentablemente, no sobreviven.
¿Qué sienten los animales frente a la pirotecnia?
Los estruendos afectan de forma directa al sistema nervioso de perros y gatos. Su audición es mucho más aguda que la nuestra, por lo que los sonidos son infinitamente más intensos y aterradores. Cuando escuchan fuegos artificiales, muchos animales:
- Jadean, tiemblan, babean o vomitan
- Se desorientan, se esconden o se lastiman intentando escapar
- Pierden el control, entran en pánico y pueden huir sin rumbo
- Quedan con secuelas emocionales duraderas
- En casos extremos, mueren de un paro cardíaco por el estrés
¿Qué podés hacer como tutor responsable?
Aunque lo ideal sería que no se utilice pirotecnia en ningún entorno con animales, hay algunas acciones que podés tomar para reducir el impacto:
Identificá a tu perro o gato
- Usá chapita plástica con su nombre y tu número de teléfono
- Si no tenés, podés escribir directamente sobre su collar con corrector (si es oscuro) o marcador indeleble (si es claro)
- Esto es clave en caso de que escape por miedo
Anticipate a las fechas clave
- Mantenelo dentro de casa, en un lugar seguro y tranquilo
- Cerrá ventanas, persianas y puertas para amortiguar el sonido
- Poné música suave o encendé la tele para distraerlo
- Podés preparar una zona con mantas donde se sienta resguardado
Consultá con tu veterinario
Si tu animal sufre de ansiedad severa, hay tratamientos o medicación temporaria que pueden ayudar a que transite estas situaciones con menos sufrimiento. No automediques: cada caso es único
La pirotecnia no solo afecta a perros y gatos. También impacta en personas con autismo, bebés, adultos mayores y animales silvestres. Elegir no usarla, o al menos optar por opciones luminosas y sin sonido, es un gesto de empatía. Un festejo no debería dejar heridas.