Gaucho fue encontrado en la puerta de una parrilla. Ya estaba inválido y en un estado desesperante. Lo más increíble es, viendo cómo estaba, que nadie se acercara a ayudarlo. Sólo recibía algún que otro hueso de vez en cuando. Así llegaba al refugio nuestro adorado Gaucho. Quienes lo conocen saben que tiene una figura imponente, como un oso polar en miniatura, y un ladrido que nos deja mudos. Pero lo que más amamos de Gaucho es su personalidad dulce y cariñosa, siempre buscando un mimo. Ver a Gaucho, nuestro viejito, tan animado y con tantas ganas de vivir, nos hace ver, una y otra vez, cuán necesarias son las segundas oportunidades, no?