Oro fue rescatado cuando estaba vagando por los alrededores de la autopista camino a Pilar. Las zonas del cuello y de la oreja estaban completamente agusanadas. No podemos ni comenzar a imaginarnos el dolor que seguramente estaba sintiendo en ese momento. Pero después de muchos cuidados, mucha paciencia y, más que nada, toneladas de amor, Oro fue recuperándose hasta llegar a convertirse en un perro bellísimo y fuerte. Hoy, después de tanto dolor, Oro duerme feliz en el calor de un hogar y rodeado de una familia que lo ama como se merece y que no dudó en devolverle la dignidad que jamás debió haber perdido.